Hubo un encuentro atrapante de eliminatorias sudamericanas entre un Brasil permanentemente abucheado por las tribunas de Brasilia, pero que logró una agónica (e importante) victoria, y una Colombia que impuso un juego más claro y lógicamente tranquilo, pero a la que no le alcanzó siquiera para llevarse algo.
Una de las herramientas letales que posee el estilo del equipo dirigido por Néstor Lorenzo, y que quedó patente desde la pasada Copa América, es la pelota parada.
Esa misma fue la que paralizó los corazones, pero no por una oportunidad puntual de gol: absolutamente todos en el estadio Mané Garrincha quedaron conmovido al ver el choque entre el arquero local Alisson Becker y el zaguero colombiano Davinson Sánchez, que los dejó inmediatamente inmóviles y derivó en el reemplazo de ambos..